Beneficios de las plantas medicinales:
¿QUIÉN NO SE HA TOMADO UNA INFUSIÓN PARA CURARSE UN RESFRIADO O ALIVIAR UNA DIGESTIÓN PESADA? EXISTEN REFERENCIAS
ESCRITAS SOBRE EL USO DE LAS PLANTAS MEDICINALES DESDE LOS AÑOS 4.000 Y 5.000 A.C., AUNQUE LA TRADICIÓN SE REMONTA A
Con el paso del tiempo, la fitoterapia (uso de plantas medicinales o partes de ellas para tratar o aliviar
enfermedades), ha evolucionado muchísimo. Desde su uso tradicional, como infusiones o cataplasmas, hasta los fitofármacos actuales hay mucho camino recorrido, mientras unos nos alivian
síntomas pasajeros, otros nos tratan síntomas o enfermedades importantes.
DIFERENTES EFECTOS
Debemos tener en cuenta, que el procesado o forma en que se prepara una planta medicinal hará que sus efectos sean
diferentes. Procesar no es algo exclusivo de la industria, por ejemplo hacer una infusión en casa significa procesar una planta medicinal para hacer posible su consumo.
Los procesos de preparación pueden ser diversos: infusión, decocción, maceración, destilación, etc. Dependiendo de cuál
utilicemos, habremos extraído de la planta unos componentes u otros, o podemos haber destruido sustancias que sean sensibles a las temperaturas. Uno de los objetivos de los extractos de
plantas medicinales más estudiados y modernos es extraer y concentrar las sustancias activas y eliminar las sustancias nocivas, en caso de que existan. Estas son las ventajas que
garantizan los extractos estandarizados y cuantificados. La calidad es la base de la seguridad y eficacia de las plantas medicinales y sus preparados.
COMPONENTES Y BENEFICIOS DE LAS PLANTAS MEDICINALES.
Las plantas medicinales y los fitofármacos son sistemas multicomponentes, es decir, que contienen más
de una sustancia con diferentes funciones;
• Componentes activos; responsables del efecto terapéutico.
• Coadyuvantes; que colaboran en dicho efecto.
• Sustancias inertes; que no tienen efecto.
• También se pueden encontrar sustancias nocivas, es decir, potencialmente alergénicas o incluso
tóxicas que se eliminan en los fitofármacos con extractos estandarizados para garantizar su seguridad.
LOS BENEFICIOS QUE APORTAN LOS PREPARADOS A BASE DE PLANTAS MEDICINALES FRENTE A OTROS MEDICAMENTOS SON
LOS SIGUIENTES:
• Tienen un porcentaje mucho menor en cuanto a efectos adversos, en comparación a los fármacos
de síntesis.
• Son mucho más próximos al funcionamiento de nuestro organismo que los medicamentos de síntesis gracias
a su efecto sinérgico, de colaboración y complementación.
• Existe una creciente evidencia sobre la seguridad y eficacia de los fitofármacos dentro de los
comúnmente conocidos como “tratamientos naturales”.
NO TODOS LOS PREPARADOS SON IGUALES
En el mercado encontramos un gran abanico de productos a base de plantas medicinales y es tan amplio
que muchas veces lleva al consumidor a una gran confusión. Encontramos bolsitas para infusión, jugos, zumos, cápsulas con triturado o pulverizado de una parte de una
planta, extractos estandarizados en forma de comprimidos, cápsulas u otros.
El uso de las plantas medicinales se encuentra amparado bajo normativas reguladoras que están
estrechamente relacionadas con la calidad y la eficacia esperada de los mismos. NO todas las plantas medicinales o preparados a base de plantas medicinales
son iguales. Consecuentemente es importante saber diferenciar uno de otro.
UNA BUENA ELECCIÓN
Cuando tengamos dudas, es aconsejable preguntar en la farmacia y dejarnos aconsejar por conocedores de la
materia. Incluso encontramos farmacias con un departamento específico o profesionales muy bien formados en fitoterapia que nos asesorarán y orientarán encantados a cerca
de cual es el preparado más idóneo para nosotros en cada momento.
Los alimentos ecológicos son más saludables
Los alimentos ecológicos son más saludables que los alimentos
convencionales, con diferencia, según señalan algunos estudios realizados recientemente. Hay dos razones principalmente por lo que es así: el uso de plaguicidas y el contenido en
nutrientes.
Los alimentos convencionales son tratados con pesticidas, sean
insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc. Estos pesticidas son en su mayoría derivados petroquímicos. Son productos químicos producidos industrialmente que matan los insectos, los hongos,
pero que también pueden causar enfermedades graves en nuestro cuerpo ( la mayoría de los cultivos que son tratados con pesticidas los absorben). Dado que el hombre se encuentra en lo alto de
la cadena alimenticia, no hay manera de evitar estos peligrosos pesticidas al consumir alimentos convencionales.
La segunda razón es que los alimentos ecológicos tienen una mayor
cantidad de nutrientes. Tratar un cultivo con pesticidas puede ayudar a prevenir el que una planta sea atacada por un determinado insecto, pero también sufre la planta en mayor o menor grado.
Esto se refleja en que la planta absorbe una menor cantidad de nutrientes, ya que algunos de estos nutrientes esenciales, como la vitamina C, son muy delicados y pueden dañarse fácilmente por
los plaguicidas sintéticos.
Los investigadores han logrado encontrar algunas pruebas científicas
para demostrar que los alimentos ecológicos son más saludables. A continuación aparecen algunos de los principales estudios sobre este tema, todos los cuales llegan a la misma conclusión: los
alimentos ecológicos son más saludables que los convencionales, debido a que tienen un mayor contenido en antioxidantes, polifenoles, vitaminas, minerales y otros nutrientes
esenciales.
Estudio 1: “La calidad nutricional de los alimentos
ecológicos versus alimentos convencionales: verduras, frutas y cereales”, 2001
En este estudio se analizaron las frutas, las verduras y los cereales
tanto ecológicos como convencionales, en su contenido en hierro, magnesio, fósforo y vitamina C, así como el contenido en nitratos, siendo menor en los cultivos ecológicos. De promedio, las
espinacas tenían un 52% más de vitamina C; el repollo un 41% más de hierro y la lechuga tenía un 29% más de magnesio. Además descubrieron que los alimentos ecológicos tenían una mayor calidad
proteica, minerales nutricionalmente importantes, y menores contenidos de algunos metales pesados ( por ejemplo, plomo), otra razón para elegir comida ecológica frente a la
convencional.
Estudio 2: “Agricultura ecológica y alimentación”, 2007
En este estudio se llegaron a varios conclusiones. Una de ellas es que
la comida ecológica tenía un menor contenido en residuos de plaguicidas, “en una cantidad de 4 a 5 veces menor que en los productos convencionales”. En el estudio se recoge que “la
intoxicación por plaguicidas provoca unas 20.000 muertes al año a nivel mundial y un promedio de 11 días de sueldo perdidos por agricultor debido a la enfermedad, en algunas zonas. Los
trabajadores que en un principio no presentan síntomas, sin embargo sí se observa un cambio en los biomarcadores que indican un mayor riesgo de enfermedad, incluyendo el Parkinson”. Otro
hallazgo es que las plantas de cultivo ecológico tienen mejores mecanismos de defensa, comportándose mejor después de la cosecha, durante el transporte y almacenamiento. También se menciona
que “los estudios epidemiológicos han demostrado mejores resultados en su estado de salud entre los consumidores de productos ecológicos, por sus características inmunológicas y control de
peso, y beneficios similares se han observado en estudios realizados en animales, para apoyar la posible repercusión que pudiera tener un sistema u otro de producción de
alimentos”.
Estudio 3: “Calidad del suelo y de la fresa en los
agroecosistemas ecológicos y convencionales”, 2010.
En este estudio se encontró que “en las explotaciones ecológicas, las
fresas tenían un período mayor de vida útil, con mayor contenido en antioxidantes y mayores concentraciones de ácidos ascórbico y fenólicos”. A pesar de que la apreciación de los sabores
tiene un componente muy subjetivo, el estudio dice que “las fresas ecológicas son más dulces y tienen mejor sabor, por regla general, que las fresas de cultivo convencional”.
Estudio 4: “Mayor contenido en antioxidantes, menor cantidad de cadmio y menor cantidad de residuos de plaguicidas en los cultivos ecológicos”,
2014
Este estudio más reciente concluye que los cultivos ecológicos tienen
hasta un 60% más de contenido en antioxidantes que los cultivos convencionales. El equipo de investigación analizó otros 343 estudios sobre las diferencias entre cultivos ecológicos y
convencionales, demostrando que el consumo de frutas, verduras y cereales ecológicos puede aportar cantidades adicionales de antioxidantes, equivalentes a 1-2 raciones de frutas y verduras
por día. ¡Increíble!
Conclusión: los alimentos ecológicos son más saludables
Es de sentido común que los alimentos tratados con pesticidas y otros
productos químicos dañan a la planta, lo que afecta a su perfil nutricional y a los beneficios generales para la salud. Es un aliciente ver que cada vez se realizan más estudios en este
sentido.
A nivel personal, yo consumo en la medida de lo posible alimentos
ecológicos, que quizás pueden ser un poco más caros, pero no siempre. ¿Se puede poner precio a la salud? ¿Prefiere ahorrar una pequeña cantidad de dinero y luego quizás resentirnos por los
pesticidas y productos químicos que hayamos podido ingerir?
El increíble poder descontaminante de las plantas en su hogar
Las flores y las plantas son tan caras que se han convertido en un lujo que sólo unos pocos
pueden seguir permitiéndose en estos tiempos difíciles.
Es una pena, porque un interior con flores proporciona paz y alegría. Lo natural es vivir
rodeados de plantas, y no de cemento, pintura, plástico, madera barnizada y aparatos eléctricos.
Además, tener plantas y flores en casa es bueno para la salud; algunos tipos de plantas
tienen virtudes descontaminantes y contribuyen en gran medida a sanear la atmósfera que respiramos.
El interior se encuentra de 5 a 10 veces más contaminado que el exterior
El Observatorio de la Calidad del Aire en los Hogares es un organismo público francés que ha
llevado a cabo un extenso estudio sobre esta materia; su conclusión ha sido que el 10% de las viviendas están muy contaminadas, siendo mayor la contaminación química en el interior que en el
exterior. El 30% de los hogares presentan simultáneamente de 3 a 8 contaminantes en grandes cantidades, debido a productos de limpieza, aparatos de calor, tabaquismo o
ácaros.
El más común es el formaldehído, un gas peligroso por su poder irritante y alérgico. En 2004,
la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC en sus siglas en inglés) lo clasificó como claramente cancerígeno para el hombre. Según sus estudios, el formaldehído está presente
en productos de limpieza y detergentes domésticos, champús, ambientadores, alfombras, geles de ducha, muebles de madera aglomerada, pinturas de interior, revestimiento de suelos,
etc.
No obstante, existen otros muchos contaminantes interiores, conocidos por el nombre de "COV"
(Compuestos Orgánicos Volátiles).
Los contaminantes que nos rodean en casa
Aparte del formaldehído, muy común, los detergentes y disolventes también pueden emitir
tricloroetileno y xileno.
Los pegamentos y colas, incluidos los utilizados para pegar tanto el parqué como la moqueta,
también pueden emitir xileno y tolueno.
Las botellas y otros objetos de plástico pueden ser una fuente de benceno; los muebles
barnizados, de pentaclorofenol; las pinturas, de xileno y, si alguien fuma en casa, es probable que respiremos amoníaco.
Aun a riesgo de repetirme, quiero dejar claro que, salvo en los plásticos, todos estos
componentes orgánicos volátiles se encuentran presentes a la vez que el formaldehído.
El avance experimentado por las técnicas de aislamiento hace que los gases se queden cada vez
más tiempo atrapados en las habitaciones. Sabiendo que pasamos como mínimo el 80% del tiempo en interiores, se podría explicar que el número de alergias respiratorias se haya duplicado en 20
años.
No todos los contaminantes son igual de nocivos
La peligrosidad de los COV varía de unos a otros, ya que entran en juego numerosos
factores.
Por un lado, no todos los contaminantes son igual de nocivos; por otro, la duración y
frecuencia de exposición a los contaminantes varía mucho y, por último, no todos los individuos reaccionan igual ante ellos. A algunas personas, como pueden ser los niños, las personas enfermas o
las alérgicas, les afectarán más que a otras.
Para los científicos es muy fácil conocer los efectos de los COV sobre la salud cuando la
exposición a los contaminantes es corta y en dosis altas. Por el contrario, resulta mucho más complicado determinar sus efectos con exactitud cuando la exposición es muy prolongada y cuando hay
muchos contaminantes que se presentan difusos y poco concentrados.
Esta exposición a los contaminantes puede provocar desde molestias leves a infecciones
graves. Entre los síntomas moderados destacan la irritación de nariz, ojos, piel y laringe, así como una sensación de malestar o fatiga crónica.
Entre las afecciones más graves se encuentran alteraciones de diversos órganos y sistemas con
afectación de riñones, corazón, pulmones, hígado y aparato digestivo.
El sorprendente descubrimiento de la NASA sobre las plantas
Cuando en 1973 los equipos de la NASA (la agencia espacial norteamericana) recuperaron el
Skylab 3, una cápsula tripulada enviada al espacio, descubrieron que contenía más de un centenar de COV potencialmente dañinos para los astronautas.
Por ello se decidió estudiar la manera de purificar el aire del interior. El Dr. Wolverton
era especialista en contaminación y métodos de limpieza mediante algunas plantas y había llevado a cabo investigaciones sobre la limpieza de la contaminación provocada por armas bacteriológicas
en la que había comprobado que las plantas de los terrenos pantanosos de Florida podían eliminar el "agente naranja" (introducido accidentalmente en las aguas locales tras varios ensayos
realizados por el gobierno en la base de la Fuerza Aérea Eglin).
Tras este éxito, continuó con sus investigaciones en el Stennis Space Center de la NASA (el
antiguo Mississippi Test Facility), donde ultimó el uso de plantas para la limpieza de las aguas utilizadas en los centros de la Agencia. El sistema que ideó para reemplazar las fosas sépticas
tradicionales por recipientes llenos de jacintos todavía se sigue utilizando en la actualidad.
Después de estos experimentos comenzó a estudiar las propiedades descontaminantes de las
plantas sobre el aire y, en especial, sobre los COV: amoníaco, benceno, formaldehído, monóxido de carbono, pentaclorofenol, tolueno, tricloroetileno, xileno... De hecho, en aquella época todos
estos compuestos ya eran conocidos por sus efectos irritantes y su potencial cancerígeno.
El Dr. Wolverton creó un espacio cerrado, del tamaño de una habitación, perfectamente
aislado, en el que introdujo juntos tanto COV en una dosis elevada como quince macetas. Al comienzo del experimento, al entrar en el edificio se experimentaba una sensación de quemazón en los
ojos, así como una molestia respiratoria, los dos síntomas clásicos del "síndrome del edificio enfermo". Pero gracias a estas plantas, los COV iban desapareciendo, hasta que la mayor parte de
ellos quedaba eliminada y se podía volver a entrar en la habitación sin sufrir las molestias anteriores.
Cómo purifican el aire las plantas
Los contaminantes penetran en la planta a través de las hojas gracias a unos orificios
llamados "estomas". Los estomas sirven para que las plantas respiren y puedan realizar la fotosíntesis y la regulación hídrica. Mediante ellos se producen los intercambios de gas entre la planta
y la atmósfera. Los COV, muy volátiles y de poco peso molecular, tienen la capacidad de penetrar en los estomas y, una vez dentro, entran en contacto con el agua que recubre las paredes. Al pasar
a estado líquido, entran en las células para ser metabolizados, o bien almacenados.
Los contaminantes también pueden simplemente depositarse en las hojas. Entonces entran en
contacto con la cutícula, una capa cerosa que protege la planta. De ahí pueden migrar hacia el interior de las hojas. (1)
¿Qué plantas hay que elegir?
La azalea ayuda a reducir el nivel de xileno, amoniaco y monóxido de carbono. Debe colocarse sobre todo en la cocina y en el
baño, donde es más frecuente que aparezcan este tipo de contaminantes. La azalea, dicho sea de paso, tiene también la ventaja de ser el más elegante de los arbustos (al menos a mí me lo
parece).
La hiedra, muy fácil de conservar, absorbe el formaldehído, el benceno y el tricloroetileno. Ponga un tiesto en su oficina, el
dormitorio o el salón.
Los crisantemos descomponen el amoníaco, el benceno, el formaldehído, el monóxido de carbono y el tricloroetileno. ¡Se pueden poner
en todas partes!
El ficus, una planta a prueba de bombas, también absorbe el amoniaco, el formaldehído y el xileno.
La azalea, la hiedra, el crisantemo y el ficus son solamente cuatro ejemplos de plantas
descontaminantes. Pero hay muchas más (como el aloe vera, el photos, la orquídea o el helecho) cada una de ellas "especializada" en unos tipos u otros de contaminantes), que podrá elegir según
sus gustos personales y los contaminantes que quiera eliminar.